La idea, que la formulo en términos de teoría, podría decirse que es la teoría que dice que las citas no son valoradas por si mismas, sino por quien las dice.
Digamos, si cito una frase, y no digo el autor, el interlocutor tiene dos opciones, o la frase le parece buena o mala. Y expresa su opinión. Ahora bien, si antes de leer la frase, digo quien es el autor, el interlocutor se puede ver condicionado y ya anticipar si la frase le parecerá buena o mala, por haber sido dicha por esa persona en particular.
Quizás hablo de una situación particular a mi. Una vez lleve esta teoría al terreno y, violando el derecho de autor, recite una frase como mía, cuando en verdad era de otro autor. Automaticamente obtuve cierta reprobación, algo así como “esa frase es malísima” je. Tiempo después, repetí esa misma frase, frente a un auditorio no muy distinto, pero anticipando su autor, y la frase fue aprobada como buena por unanimidad. Vaya mi sorpresa.
Asi que dejo alguna frase, obviamente sin su autor, aclarando que no la pongo porque me parece buena…ni mala.
“La muerte llega cuando no hay motivos por reír.”